Un hombre vino a Ibn Sirin, que Dios tenga misericordia de él, y le dijo: Vi como si estuviera bebiendo de unos pocos que tenían dos cabezas saladas y una cabeza dulce. Te dijo una mujer y no estás de acuerdo con su hermana. Temed a Dios, dijo que doy testimonio de que tienes razón, y se le acercó otro, y dijo que vi como si estuviera bebiendo de unos pocos. Dijo que una mujer se buscó a sí misma