Otro se le acercó y le dijo, Oh Abu Bakr bin Sirin, que un hombre vio como si le hubiera cortado un huevo de la cabeza, tomó la clara y le dejó la amarilla. Ibn Sirin dijo, dígaselo al hombre, pero termina. Dijo que le hablé de ti. Él dijo no. Luego volvió a él una y otra vez, le dice eso y le responde como si fuera su primera respuesta, luego le dice que si lo ve, entonces jure por él. Si la veía, hacía un juramento y decía: Si eres honesto, entonces eres un carroñero que toma los sudarios de los muertos y deja sus cuerpos, por eso dijo: Por Dios, nunca volveré.